Colegio Inmaculada Concepción, Buenos Aires.

Educar es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigente, pide utilizar los mejores recursos, despertar la pasión y ponerse en camino con paciencia junto a los jóvenes. En las escuelas católicas el educador debe ser, ante todo, muy competente, cualificado y, al mismo tiempo, rico en humanidad, capaz de estar en medio de los jóvenes con estilo pedagógico para promover su crecimiento humano y espiritual. Los jóvenes tienen necesidad de calidad en la enseñanza y, a la vez, de valores, no sólo enunciados sino también testimoniados.

Papa Francisco

Estas palabras del Santo Padre iluminan nuestra tarea de formar educadores católicos, maestros que miren siempre al Único Maestro y puedan llevar a muchos niños hacia la Verdad.

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Compartimos la ceremonia de bendición de guardapolvos, que vivenciaron nuestras alumnas de 2° año del profesorado de Enseñanza Primaria. El guardapolvo blanco las identifica como maestras, y las compromete a esta tarea de amor y servicio. Educar no es fácil, pero siempre es posible y bello.

A partir de ahora, utilizarán este guardapolvo para iniciar las prácticas en los diferentes grados. Así, se irán formando para ser en el futuro, auténticas maestras, con la pasión de educar.

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