Divino Rostro

¿Qué le pidió Jesús a la Madre Pierina?

Dios llama a la Madre Pierina De Micheli, desde su niñez, a una singular vocación: le confía el culto de reparación al Divino Rostro de su Hijo Jesús.

La Beata Pierina De Micheli ha re­cibido de Dios el don específico de vivir la atracción, la fascinación sin­gular y única hacia el Divino Rostro de Jesús, de con­sagrar a este Rostro divino y radiante su existencia y su apostolado, de dirigir la atención del hombre de hoy al Rostro de Jesús: ningún hombre puede saciarse a sí mismo ni mucho menos salvarse por sí solo, por eso es necesa­rio que dirija su mirada al Rostro de Aquel que por la Gloria de Dios y en expiación de nuestros pecados ha sido atravesado (Jn. 19, 37) y lo mire a Él ininterrum­pidamente.

Desde que el Viernes Santo de 1902, Je­sús, durante la adoración de la cruz, le había pedido un beso en el Rostro ultrajado, de crucificado, había cre­cido en Josefina De Micheli el amor cada vez más intenso a aquel Rostro humano-divino y Jesús se había revelado a ella, pi­diéndole precisamente esto:

“Quiero que mi Rostro, el cual  refleja  las  penas  íntimas  de  mi  ánimo, el  dolor  y el amor de mi Corazón, sea más honrado.  Quien me contempla, me consuela.”

Con el pasar de los años, Jesús se le aparece a veces triste, a veces ensangrentado, y le pide “reparación”. Así, fue creciendo en ella el deseo de sufrir y de inmolarse por la salvación de las almas.

El Martes de Pasión, Jesús le vuelve a decir: “Cada vez que se contemple mi Rostro, derramaré mi amor en los corazones y por medio de mi Divino Rostro, se obtendrá la salvación de tantas almas.”

 

Oración al Divino Rostro

 

¡Oh! Divino Rostro de mi dulce Jesús,

por la ternura de amor

y el sensibilísimo dolor

con que te contempló María Santísima

en tu dolorosa Pasión,

concede a nuestras almas,

poder participar de tanto amor

y de tanto dolor

y cumplir lo más perfectamente posible

la Santísima Voluntad de Dios.

                                                    Amén.

Medalla

En mayo de 1938, mientras la Madre Pierina rezaba, se presentó sobre el altar la Santísima Virgen, llevando en sus manos un escapulario formado por dos franelas blancas. Una tenía la imagen del Divino Rostro de Jesús con la frase “Ilumina Domine Vultum Tuum super nos” y la otra, una Hostia circundada por rayos y las palabras: “Mane nobiscum Domine”.

Promesas

La Madre Pierina, sobrellevando muchas dificultades, logró acuñar la medalla con las indicaciones que había recibido de la Santísima Virgen, quien le había dicho que todos aquellos que llevaran la medalla y realizaran una visita cada martes al Santísimo Sacramento para reparar los ultrajes que recibió el Divino Rostro:

– serían fortificados en la fe,
– superarían las dificultades internas y externas,
– tendrían una muerte serena bajo la mirada de su Divino Hijo.

Links de interés

Sitio oficial Santa Síndone

 

Centro Español de Sindonología

 

Estudios sobre la Síndone

Subsidios

Abrir NovenaNovena para rezar

Canciones
[:pb]

¿Qué le pidió Jesús a la Madre Pierina?

 

Dios llama a la Madre Pierina De Micheli, desde su niñez, a una singular vocación: le confía el culto de reparación al Divino Rostro de su Hijo Jesús.

La Beata Pierina De Micheli ha re­cibido de Dios el don específico de vivir la atracción, la fascinación sin­gular y única hacia el Divino Rostro de Jesús, de con­sagrar a este Rostro divino y radiante su existencia y su apostolado, de dirigir la atención del hombre de hoy al Rostro de Jesús: ningún hombre puede saciarse a sí mismo ni mucho menos salvarse por sí solo, por eso es necesa­rio que dirija su mirada al Rostro de Aquel que por la Gloria de Dios y en expiación de nuestros pecados ha sido atravesado (Jn. 19, 37) y lo mire a Él ininterrum­pidamente.

Desde que el Viernes Santo de 1902, Je­sús, durante la adoración de la cruz, le había pedido un beso en el Rostro ultrajado, de crucificado, había cre­cido en Josefina De Micheli el amor cada vez más intenso a aquel Rostro humano-divino y Jesús se había revelado a ella, pi­diéndole precisamente esto:

“Quiero que mi Rostro, el cual  refleja  las  penas  íntimas  de  mi  ánimo, el  dolor  y el amor de mi Corazón, sea más honrado.  Quien me contempla, me consuela.”

Con el pasar de los años, Jesús se le aparece a veces triste, a veces ensangrentado, y le pide “reparación”. Así, fue creciendo en ella el deseo de sufrir y de inmolarse por la salvación de las almas.

El Martes de Pasión, Jesús le vuelve a decir: “Cada vez que se contemple mi Rostro, derramaré mi amor en los corazones y por medio de mi Divino Rostro, se obtendrá la salvación de tantas almas.”

 

 

[wptab name=’Oración’]

Madre Pierina

¡Oh! Divino Rostro de mi dulce Jesús,
por la ternura de amor
y el sensibilísimo dolor
con que te contempló María Santísima
en tu dolorosa Pasión,
concede a nuestras almas,
poder participar de tanto amor
y de tanto dolor
y cumplir lo más perfectamente posible
la Santísima Voluntad de Dios.
Amén.

divisor

 

[/wptab]

[wptab name=’Medalla’]

Medalla Divino Rostro

En mayo de 1938, mientras la Madre Pierina rezaba, se presentó sobre el altar la Santísima Virgen, llevando en sus manos un escapulario formado por dos franelas blancas. Una tenía la imagen del Divino Rostro de Jesús con la frase “Ilumina Domine Vultum Tuum super nos” y la otra, una Hostia circundada por rayos y las palabras: “Mane nobiscum Domine”.

Promesas

La Madre Pierina, sobrellevando muchas dificultades, logró acuñar la medalla con las indicaciones que había recibido de la Santísima Virgen, quien le había dicho que todos aquellos que llevaran la medalla y realizaran una visita cada martes al Santísimo Sacramento para reparar los ultrajes que recibió el Divino Rostro:

– serían fortificados en la fe,
– superarían las dificultades internas y externas,
– tendrían una muerte serena bajo la mirada de su Divino Hijo.

[/wptab]

[wptab name=’Canciones’]

[jwplayer playlistid=”1881″]

[/wptab]

[wptab name=’Links’]

Sindone

CES

sabana santa

[/wptab]

[wptab name=’Subsidios’]

DRostro-suplicas

Divino Rostro Novena Divino Rostro hora santa

[/wptab]

[end_wptabset]

[:fr]

Qu’est-ce que Jésus demanda à Mère Pierina?

Dieu appelle Mère Pierina De Micheli, dès son enfance, à une vocation particulière : il lui confie le culte de réparation à la Sainte Face de son Fils Jésus.

La bienheureuse Pierina De Micheli a reçu de Dieu le don spécifique de vivre l’attrait, la fascination particulière et unique envers la Sainte Face de Jésus, de consacrer à ce Visage divin et rayonnant son existence et son apostolat, de diriger l’attention de l’homme d’aujourd’hui vers le Visage de Jésus : aucun homme ne peut se rassasier lui-même, ni encore moins se sauver tout seul ; voilà pourquoi il est nécessaire qu’il tourne son regard vers la Face de Celui qui, pour la gloire de Dieu et pour expier nos péchés, a été transpercé (Jn 19, 37) et qu’il le garde sans cesse tourner vers elle.

Depuis le jour de ce Vendredi Saint de 1902, où Jésus, durant l’adoration de la croix, lui avait demandé d’embrasser son Visage outragé, de crucifié, Giuseppina De Micheli avait senti grandir en elle l’amour, toujours plus intense, de ce Visage humain et divin ; et Jésus s’était révélé à elle, en lui demandant précisément ceci:

“Je veux que mon Visage, qui reflète les peines intimes de mon âme, la douleur et l’amour de mon Cœur, soit davantage honoré. Qui me contemple, me console.”

Avec les années, Jésus lui apparut parfois triste, parfois ensanglanté, et lui demanda « réparation ». Aussi le désir de souffrance et de s’immoler pour le salut des âmes ne cessa-t-il de grandir en elle.

Le Mardi de la Passion, Jésus revint lui dire : « Chaque fois que l’on contemple mon Visage, je répandrai mon amour dans les cœurs et par ma Sainte Face on obtiendra le salut de nombreuses âmes ».

 

[:en]

What did Jesus ask Mother Pierina to do?

God had called Mother Pierina De Micheli for a particular vocation ever since her childhood. He entrusted to her the penitential reparation of the Holy Face of His Son Jesus.

Blessed Pierina De Micheli received from God the specific vocation to live the attraction, a particular, unique fascination for the Holy Face of Jesus and to consecrate to this divine, radiant Face her life and apostolate and to draw the attention of the people of her day to the Face of Jesus. No one can satiate him/herself and even less save him/herself alone. This is why it is imperative to turn one’s gaze to the Face of the One who, for the Glory of God and in expiation for our sins, was pierced (Jn 19:37) and to cherish it within oneself.

Ever since that Good Friday in 1902,  during the Adoration of the Cross, when Jesus had asked her to kiss the derided Face of the Crucified One, Giuseppina De Micheli nourished an ever deeper love of Jesus’  human-divine Face, and Jesus appeared to her and asked of her:

“I desire that my Face, which expresses the anguish of my soul, the pain and the love of my Heart,
be more honoured. Whoever contemplates me, consoles me”.

As the years passed, Jesus appeared to her at times with a sad Face, a blood-stained Face, and he asked her for “reparation”.  Thus, she felt an ever stronger desire to suffer and to immolate herself for the salvation of souls.

On Shrove Tuesday, Jesus came and said: “Every time that my Face is contemplated, I shall spread my love in hearts and through my Holy Face, the salvation of many souls will be obtained”.

 

[:it]

Cosa chiese Gesù a Madre Pierina?

Dio chiama Madre Pierina De Micheli, dalla sua infanzia, a una particolare  vocazione: gli confida il culto di riparazione al Volto Santo del suo Figlio Gesù.

La Beata Pierina De Micheli ha ricevuto da Dio il dono specifico di vivere l'attrazione, il fascino particoare e unico verso il Volto Santo de Gesù, di consacrare a questo Volto divino e radiante la sua esistenza e il suo apostolato, di dirigere l'attenzione dell'uomo di oggi al Volto di Gesù: nessun uomo può saziare se stesso né molto meno salvarsi da solo, per questo è  necessario che rivolga il suo sguardo al Volto di Colui che per la Gloria di Dio e in espiazione dei nostri peccati è stato trafitto (Gv. 19, 37) e lo conservi ininterrottamente.

Da quando il Venerdì Santo del 1902, Gesù, durante l'adorazione della croce, le aveva chiesto un bacio sul Volto oltraggiato, di crocifisso, era cresciuto in Giuseppina De Micheli l'amore ogni volta più intenso verso quel Volto umano-divino e Gesù si era rivelato a lei, chiedendole precisamente questo:

“Voglio che il mio Volto, il quale riflette le pene intime del mio animo, il dolore e l'amore del mio Cuore, sia più onorato. Chi mi contempla, mi consola.”

Con il passare degli anni, Gesù le appare a volte triste, a volte insanguinato, e le chiede “riparazione”. Così, andò crescendo in lei il desiderio di soffrire e di immolarsi per la salvezza delle anime.

Il Martedì di Passione, Gesù le torna a dire: “Ogni volta che si contempla il mio  Volto, diffonderò il mio amore nei cuori e per mezzo del mio Volto Santo, si otterrà la salvezza di tante anime.”