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Comunidad Santa María de Guadalupe. Zinpécuaro, México

Entre los días 21 al 30 de enero recibimos con inmensa alegría la visita de la Madre General, Hna. Mabel, que vino a compartir con nosotras momentos fraternos, acompañada por la Hna. María Laura, su Secretaria.

Nuestra comunidad, que actualmente es Casa de Formación, recibió también en esos días a Evanisha, una joven procedente de India, que inició su Prenoviciado en Goa y viajó para comenzar su Noviciado en México, junto a la Prenovicia Concepción. Ambas tuvieron un día de oración y retiro antes de dar este paso tan importante.

El domingo, el Párroco y la comunidad parroquial de la Santa Cruz, dieron la bienvenida a la Madre General, con un canto y unas cálidas palabras.

En el día de María Reina de la Paz, con el rezo de Laudes, tuvo lugar la celebración de ingreso al Noviciado de las dos novicias. Luego, al mediodía, tuvimos la Eucaristía en la Capilla de la comunidad, elevando nuestra acción de gracias por estas jóvenes, Evanisha (de India), y Conchita (de México) y pidiendo por su fidelidad.


Al día siguiente, peregrinamos a la Catedral de Morelia, y tuvimos el regalo de poder encontrarnos con el Cardenal Alberto Suárez Inda, quien desde nuestra llegada a estas tierras, nos acompañó como un verdadero Pastor. También tuvimos la gracia de poder peregrinar al Santuario de la Virgen de Guadalupe, en la ciudad de México, llevando tantas intenciones a los pies de la Madre. Pudimos subir al Cerro del Tepeyac, en el cual la Virgen se apareció a San Juan Diego y le dijo: “¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre?”

Junto a las Hermanas, recorrimos las distintas comunidades, participando de la celebración de la Palabra que realizan los días domingos, donde no llega el Sacerdote. También fueron a un centro de rehabilitación de adictos, llevando el Santísimo para hacer un momento de adoración: los testimonios de fe fueron conmovedores.

Una tarde la Hna. Mabel se reunió con los Colaboradores FIC en el salón de la Parroquia, donde unos niños ofrecieron danzas típicas de la región y luego compartimos unos bocados.

Fueron días muy fecundos y que nos permitió disfrutar de la grata presencia de la Madre. Nos reconforta en nuestra misión, y reanima a las jóvenes que están en formación, bebiendo del carisma que nos identifica.


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