Comunidad María de Nazaret. Valdivia, Chile

El día 8 de diciembre ha sido para las hermanas y la Comunidad del Centro Comunitario “San Juan Bosco” un día pleno de luz y de gran emoción, por cuatro significativos momentos: Nuestra fiesta Patronal, el aniversario Nº 15 del lugar donde el Señor nos confía el apostolado, la coronación de nuestra Reina, la apertura de la Puerta Santa.

Iniciamos la jornada con la Eucaristía Solemne, como culminación de los festejos del aniversario de Don Bosco; coronamos la imagen de la Virgen que se encuentra en la Capilla, y por la tarde, acompañamos la procesión que se realiza cada año en la diócesis  de Valdivia para celebrar a la Inmaculada. Terminamos la jornada atravesando la puerta santa en la Catedral de la ciudad. ¡Oh benditos regalos que nos hizo el Señor! Lo alabamos por tanta misericordia.

Les compartimos algunas palabras de un representante del Centro Comunitario “San Juan Bosco”:

“Si hacemos memoria, la Hna. Gloria, cuando estaba en los preparativos de su partida y viendo que  mucha gente la quería agasajar con regalos y que de seguro le faltaría espacio entre sus pertenencias, nos propuso una hermosa idea: que reuniéramos el dinero, dinero que regalaría, para que pudiéramos fabricar una Corona para la imagen  de nuestra Madre. Este, estamos seguros era un anhelo que atesoraba por mucho tiempo: ver a nuestra madre coronada como Reina nuestra, ella en ese entonces nos dio luces de como  quería que fuera: en cobre por ser el metal de nuestra madre tierra y que tuviera lapislázuli, piedra también chilena; bueno entre todo el ajetreo de su viaje no conversamos más detalles…
Hace un mes aproximadamente contactamos a Constanza Soto, joven Orfebre Valdiviana a la cual presentamos unos bosquejos que mostraban una corona de Reina, en cobre, con 7 puntas, número de la perfección, siete piedras: tres piedras pequeñas de lapislázuli, tres pequeñas de Rodocrosita (piedra de tonos rosados muy femenina y típica de la Argentina), una piedra central más grande, también en Rodocrosita, unas pequeñas aplicaciones en plata, una inscripción en el interior de los años de nuestro Centro Comunitario (2000 – 2015) y delante la leyenda que dice “He aquí la esclava del Señor”, palabras de vida de la congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción, congregación a la que nuestro Centro Comunitario está íntimamente unido.”

Agradecemos a Dios por lo vivido, por dejarnos a María como Madre, por darnos hermanos que nos acompañan en la misión…por eso decimos con Ella:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.”

 

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