Buenos Aires, Argentina

El pasado 8 de noviembre, nuestros Obispos convocaron a todos los Consagrados en la Basílica de Luján, para la Misa de apertura de la 110° Asamblea Plenaria. El motivo, según lo explicó en su homilía el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo, fue celebrar y unirnos en esta Eucaristía y en el marco de este Templo que lo sentimos tan nuestro, al camino de gracia del Año de la Vida Consagrada que finalizará, Dios mediante, en la Fiesta de la Presentación del Señor el próximo 2 de febrero de 2016. Vivimos este año jubilar como un momento de reconocimiento, de gratitud y de viva comunión eclesial.

Las Hijas de la Inmaculada estuvimos presentes, expresando nuestra adhesión filial a la Iglesia y el amor mariano que nos caracteriza. Oramos por todos los consagrados y nos unimos al recuerdo del Cardenal Eduardo Pironio, Siervo de Dios, que descansa a los pies de la Virgen.

Compartimos algunas palabras que nos dirigió Mons. Arancedo:

“Cada Instituto tiene su propia historia carismática que es un don que nos enriquece, diría que nos pertenece. Somos testigos agradecidos de este camino de Dios en la Iglesia Argentina. Esto es hoy para los obispos, queridos religiosas y religiosos, motivo de alabanza y gratitud a Dios y de reconocimiento a ustedes por su entrega. Esto queremos decírselo en este día. Hay un momento fundante en la historia de cada carisma que nos recuerda la riqueza y el fuego del comienzo, no la nostalgia de lo que fue. Ello requiere hoy de una fidelidad creativa que mantenga vivo el sentido y la vivencia del carisma.” 

Escuchar homilía completa audio

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