Parroquia de la Santa Cruz. Zinapécuaro, México

VELADA DE PENTECOSTÉS JÓVENES

Para esperar la venida del Espíritu Santo, convocamos a los jóvenes a participar de una velada el día 23 de mayo, desde las 6 de la tarde hasta las 6 de la mañana. Necesitábamos preparar el corazón entrando en un clima de oración y reflexión, para acoger el regalo de Dios, que es la fuerza de su Espíritu.

Tuvimos animaciones, Misa en la Parroquia, videos para la reflexión. Nuestro Párroco, el Padre Nacho, desarrolló un tema: ¿Quién es la persona del Espíritu Santo? Después fuimos a adorar a Jesús presente y vivo en la Eucaristía. Más tarde nos dividimos en 7 grupos, para hacer un “convivio”.

La comunidad de Morelos, representó la visión de Ezequiel y nos hizo reflexionar sobre nuestra vocación, que es un llamado a construir el Reino. Nos ayudó a descubrir que el Señor nos llama y nos anima con su Espíritu a ser testigos de la Vida en medio de la Iglesia y de la sociedad. Nos ayudó a reconocer que el Señor tiene un proyecto para cada uno de nosotros. Una de las animadoras dio su testimonio vocacional: llamada al matrimonio, y una Madre presentó su testimonio sobre la vida consagrada. Después se trabajó por grupos el tema y se les invitó a los jóvenes a reflexionar: ¿A qué me siento llamado por el Señor?

Luego, la comunidad de Estación Queréndaro representó Pentecostés. “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”, dice el texto de los Hechos de los Apóstoles. La finalidad fue llevarnos a invocar al  Espíritu Santo, porque lo necesitamos: somos frágiles, dudamos. Por ello, en esa noche pedimos que nuestro corazón se agite, que palpite con fuerza y nos anime en nuestro discipulado misionero.

Una muchacha, Daniela, dio el testimonio de su vida de oración e invitó a los jóvenes a valorar el encuentro con el Señor y a permitir ser guiados por el Espíritu Santo, sin dejarse llevar por lo que dicen los demás.

La comunidad de San Juan Bosco presentó los dones del Espíritu Santo. Muchos hermanos y hermanas están sufriendo, son marginados por su condición social, por su color, por su nacionalidad. Muchos jóvenes no son reconocidos como personas, no son valorados, están en las periferias geográficas de nuestras ciudades, solos y muchas veces abandonados de la mano de todos; otros están sumergidos en las periferias existenciales, sin encontrar razón y sentido a su vida.

Todos estos hermanos nuestros nos están esperando, necesitan de cada uno de nosotros, quieren que les anunciemos a Aquél que les da Vida en abundancia. Por eso necesitamos que el Espíritu Santo nos regale sus dones.

Para finalizar se hizo una fogata, ya que uno de los símbolos del Espíritu Santo es el fuego, el fuego que purifica. El fuego penetra entre fibra y fibra y libera de la escoria. Esto hace el Espíritu Santo, especialmente, en el sacramento de la reconciliación. Él libera la imagen de Dios de las incrustaciones del pecado y le devuelve su esplendor original.  Hicimos una súplica al Espíritu Santo para que nos iluminara, transformara, renovara, convirtiera, fortaleciera y consolara.

Tomamos unos cirios y con el fuego de la fogata los encendimos. Luego nos dirigimos hacia la Parroquia, para recibir el envío y la bendición.

 

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