Córdoba, Argentina
Los últimos días del mes de mayo, la Superiora General, Hna. Nora Antonelli, visitó nuestras comunidades de la Provincia de Córdoba, Argentina.
Allí, las Hijas de la Inmaculada Concepción atendemos los dos extremos de la vida: los ancianos y los niños.
“Los niños y los ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida.” Papa Francisco
En el Hogar Juan XXIII de Colonia Caroya, las Hermanas brindan calidez y atención a un grupo de aproximadamente 25 ancianos y ancianas, ofreciéndoles una vida digna y preparándolos al encuentro con Dios. Actualmente se están realizando importantes reformas edilicias, y se les ofrece una asistencia médica de calidad a cargo de un grupo de profesionales: director médico, enfermeras y auxiliares, nutricionista, kinesióloga, psico-motricista. Gozan de asistencia espiritual a cargo de las religiosas y de un Capellán que reside en el lugar. Es destacado también el apoyo del Centro de Colaboradoras, de larga trayectoria al servicio de la Institución.
En este camino nos iluminan las palabras del Santo Padre:
“¡Los ancianos son la reserva sapiencial de nuestro pueblo! ¡Con qué facilidad, cuando no hay amor, se adormece la conciencia!”
“La Iglesia no puede y no quiere adecuarse a una mentalidad de intolerancia, y menos aún de indiferencia y desprecio a los mayores. Debemos despertar el sentido colectivo de gratitud, de aprecio, de acogida, que haga sentir al anciano parte viva de su comunidad.”
“Donde no hay honor para los ancianos, no hay futuro para los jóvenes.”
Como otra expresión del amor, nuestras Hermanas guían la tarea educativa en los Colegios Nuestra Señora de Nieva y Sagrado Corazón, en la Ciudad de Córdoba. El objetivo, como lo soñó la Madre Eufrasia, es conducir a los niños y jóvenes hacia la Verdad, que para nosotros lleva un nombre: Jesucristo.
Nuestros Colegios aspiran a tener una fuerte identidad católica, para luchar contra el relativismo y la falta de trascendencia que invaden la sociedad. También en esta misión nos ilumina el magisterio del Papa:
“Hay un lenguaje de la cabeza, del corazón y de las manos. La educación debe tomar estos tres caminos y enseñar a pensar, ayudar a sentir bien
y acompañar en el hacer para que los tres lenguajes estén en armonía”.
“El amor del educador no es suficiente si no se expresa mediante gestos concretos y eficaces. Gracias a tal amabilidad tantos niños y adolescentes experimentan una intensa y sana afectividad, muy preciosa para la formación de la personalidad y para el camino de la vida”.
“Educar es introducir en la totalidad de la verdad”.